El Real Madrid pierde su oportunidad en el último cuarto, y el Panathinaikos se corona campeón de la Euroliga por séptima vez con una victoria de 80-95.

El Real Madrid sufrió un colapso sorprendente en el último cuarto, permitiendo que el Panathinaikos se llevara su séptima Euroliga con una victoria abrumadora de 80-95. A pesar de comenzar con ventaja, el equipo español no pudo mantener su rendimiento y vio cómo sus rivales se hacían con la victoria. El partido estuvo marcado por un cambio radical en el desempeño del Real Madrid, que pasó de dominar la primera mitad a perder ante un Panathinaikos que supo aprovechar la situación. Este resultado deja al descubierto las debilidades del equipo madrileño y su incapacidad para mantener el control durante todo el encuentro.

Kostas Sloukas y Mathias Lessort fueron clave para mantener al Panathinaikos en el juego durante la primera mitad. Sin embargo, el Real Madrid no logró encontrar una base sólida cuando las cosas se pusieron difíciles en el tercer cuarto. Aunque Sergio Rodríguez lo intentó, los errores frecuentes de Mario Hezonja y la falta de acierto desde la línea de tres puntos (fallando 9 intentos en ese cuarto después de un 8/16 en la primera mitad) resultaron ser obstáculos importantes. A pesar de que el Real Madrid solo anotó 7 puntos en ese período, el Panathinaikos tampoco estuvo fino en ataque (15 puntos), manteniendo así abierta la posibilidad para el último cuarto.

Dos tiros libres convertidos por Tavares y una penetración exitosa de Chacho acercaron al Real Madrid a solo un punto faltando más de ocho minutos por jugar (65-66). Sin embargo, el Panathinaikos mostraba mayor confianza y siempre encontraba a un jugador inspirado para superar los desafíos que les planteaba el equipo madrileño. Primero fue Jeriant Grant, cuyas anotaciones dieron ventaja a los griegos (65-73), seguido por Kostas Sloukas con dos triples consecutivos para responder a las jugadas destacadas de Hezonja y Llull.
Del minuto 71 al 79.

El equipo de Chus Mateo hizo un último esfuerzo para intentar recuperar la ventaja en el marcador. Un triple de Llull seguido de una clavada de Tavares volvieron a abrir el juego cuando aún quedaban 4:07 minutos para el final (76-79).

Sin embargo, el Real Madrid no pudo avanzar más, ya que solo lograron anotar un punto adicional hasta que Sergio Rodríguez encestó un triple sobre la bocina. Kendrick Nunn destacó con dos canastas valiosas y el Madrid tuvo que arriesgar sin éxito. Sus intentos de triples seguían sin entrar, mientras que Campazzo, Poirier y Tavares fueron eliminados del juego. El Panathinaikos aprovechó la oportunidad para cerrar su victoria con un marcador abultado que contrastaba con lo visto en el Uber Arena de Berlín.

El Real Madrid, conocido por sacar lo mejor de sí mismo en los momentos importantes, no estuvo a la altura esta vez. Aunque el año pasado lograron remontar una final casi perdida gracias a su carácter, esta vez se sintieron superados después de una temporada regular impecable (27 victorias, cuatro más que el segundo clasificado) y un playoff contundente (3-0 contra Baskonia).
en el momento en que los otros tres tuvieron que enfrentar un marcador ajustado de (3-2) y realizaron una audaz declaración de intenciones en la semifinal contra el Olympiacos, al que superaron claramente en la primera mitad.

Sin embargo, el Panathinaikos estaba destinado a vivir una historia más inspiradora. Terminaron en el penúltimo lugar en la edición anterior, pero este año el equipo verde ha sido protagonista de un resurgimiento emocionante y sorprendente en la historia de la Euroliga. Todo culminó con Ergin Ataman levantando sus dos manos hacia el cielo.

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